Paleontólogo y teólogo, sus investigaciones filosóficas se hicieron a la luz de la evolución, que considera un principio fundamental del universo. En 1914, acudió al frente de guerra como camillero y capellán. Ahí surgen sus consideraciones sobre el sentido profundo de la vida, la muerte, la historia, así como las intuiciones germinales de su pensamiento teológico. Teilhard de Chardin aboga por un éxtasis ante lo divino que se encuentra omnipresente, por un sentido colectivo y cósmico como el fin hacia el que se dirige la humanidad.